Recuerdo el día en que la maté. Yo sabía que ella estaría en
la biblioteca entre las tres y las cinco de la tarde. No es que la hora y el
lugar fueran adecuados para un crimen, pero ella no salía de noche, ni andaba
en lugares solitarios. Así que me dije a mi mismo, que sea ahí.
La biblioteca es muy grande y tiene un entrepiso enorme
donde están los libros técnicos que son los que ella lee. Ese sector no es
frecuentado por mucha gente que digamos.
También sabía que me estaba engañando con otro hombre desde
hacía tiempo. Yo mismo los vi salir juntos de la universidad donde estudiaban,
y también los vi sentados en el café de enfrente, conversando animadamente.
Así que esa tarde llegué temprano a la biblioteca y me fui
inmediatamente arriba, a esperar por ella.
Sentí algunos pasos
que subían la escalera, el sonido apagado por las alfombras y supe que llegaba.
Me agaché como buscando libros del estante mas bajo y
distinguí, por el rabillo del ojo, su silueta inconfundible. Llevaba un fresco
vestido de verano y sandalias de tacón alto. Bella, como siempre. No me vio. Me
acerqué por detrás, le puse una mano en el hombro, se dio vuelta y me miró con
sorpresa como diciendo ¿Qué haces aquí? Sin mediar palabra la apuñalé con una
navaja que llevaba en el bolsillo. No emitió sonido alguno. Bien, no habría
testigos. Con la misma expresión de sorpresa fue cayendo mientras yo la
sostenía por los brazos. La deposité en el piso. Y empecé a bajar las
escaleras.
Iba despacio, sin apuro, seguro de que nadie se había
enterado. Crucé la puerta y salí al calor sofocante de la calle.
Me detuve a mirar una vidriera frente a una casa de música que
estaba pasando el tema Creep de Radiohead y recordé como nos gustaba escuchar
esa canción.
De pronto una sensación de náusea y escalofrío mezclados se
apoderó de mi al acordarme, que cuando tomé la decisión de matarla, también
dije que inmediatamente yo me suicidaría.
Ahora no estaba tan seguro de poder hacerlo.
Ya pasaron dos semanas desde ese aciago día. Ninguna sospecha
recayó sobre mí. Me he mostrado dolido y sufriendo ante todo el mundo.
Ayer por la tarde tocaron a mi puerta y que sorpresa al ver
que se trataba del hombre con quien ella se estaba viendo.
Entró presentándose y dándome la mano. Yo no salía de mi
asombro. Pensaba: ¡Que descaro!
Empezó a hablar y ahí fue cuando el mundo se derrumbó para
mí.
Me contó que desde hacía unos meses ellos estaban
sospechando que eran hermanos por parte de padre. No habían querido decir nada
todavía hasta estar seguros con unas pruebas de ADN que se estaban haciendo.
Ahora los resultados ya estaban prontos y confirmaban las sospechas.
Lo que siguió hablando ya no puedo recordar. La cabeza me
daba vueltas. Decía algo como que quería relacionarse conmigo ya que éramos
algo así como cuñados y compartíamos el amor por ella.
No se como terminamos esa conversación. Eventualmente se
fue. Y yo, como si las piernas me pesaran toneladas, me dirigí al baño, llené
la bañera, me metí adentro y me abrí las muñecas. Espero dormirme pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario